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Un acto conmemorativo por la periodista ucraniana Victoriia Roshchyna, que murió bajo custodia rusa, Maidan Nezalezhnosti (Plaza de la Independencia) en Kiev, Ucrania, 11 de octubre de 2024. © 2024 Yan Dobronosov/Global Images Ukraine via Getty Images

La muerte de Viktoriia Roshchyna, periodista de investigación ucraniana de 27 años, es tan sencilla como espantosa.

Rusia la hizo desaparecer. Rusia la torturó. Rusia devolvió su cuerpo mutilado a Ucrania.

Los detalles del caso no hacen sino aumentar el horror.

En agosto de 2023, Roshchyna desapareció en la parte de la región ucraniana de Zaporizka que está bajo la ocupación rusa. Nadie supo nada de ella hasta un año después, en agosto de 2024, cuando llamó a sus padres desde la custodia rusa.  

Fue la única vez que tuvieron noticias de su hija tras su desaparición.

En octubre de 2024, sus padres recibieron una comunicación de tres líneas de las autoridades rusas. Decían que su hija había muerto un mes antes. No había información sobre las circunstancias de su muerte.

Sin embargo, hace sólo unos días, empezaron a conocerse detalles espeluznantes.

La semana pasada, la Fiscalía General de Ucrania informó de que el cadáver de Roshchyna había sido identificado entre los de los militares ucranianos que regresaron a Ucrania en febrero. Una bolsa para cadáveres etiquetada como "varón desconocido" contenía un cuerpo femenino gravemente demacrado. Una etiqueta pegada a la pierna tenía el nombre de "Roshchyna". Los análisis de ADN confirmaron con un 99% de certeza que era ella.

El examen forense reveló numerosos signos de tortura. Había hematomas, una costilla rota y "posibles signos de electrocución".

Una investigación llevada a cabo por medios de comunicación ucranianos e internacionales desveló más detalles. Se descubrió que Roshchyna había estado detenida durante cuatro meses en la ciudad ucraniana de Melitopol, ocupada por Rusia. Allí estuvo incomunicada y fue torturada con descargas eléctricas.

Después la trasladaron a un centro de detención en Taganrog, Rusia. Este lugar es famoso por torturar tanto a prisioneros de guerra ucranianos como a detenidos civiles. Se le conoce como "el infierno en la tierra".

El vil trato de Rusia a Viktoriia Roshchyna es un comportamiento terriblemente típico de las fuerzas rusas.

Human Rights Watch y otros grupos han documentado ampliamente las desapariciones forzadas y la tortura por parte de las fuerzas rusas en Ucrania. También hemos catalogado cómo Rusia ha trasladado ilegalmente a detenidos a instalaciones dentro de Rusia, donde fueron torturados.

En marzo, una investigación de las Naciones Unidas concluyó que el uso de la tortura y las desapariciones forzadas por parte de las autoridades rusas constituyen crímenes de lesa humanidad. Lo calificaron como un acto "parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil y conforme a una política estatal coordinada".

Hoy, gran parte de la conversación en torno a la invasión rusa de Ucrania se centra en la posibilidad de entablar negociaciones para detener, quizá incluso poner fin, a la guerra.

Pero a medida que se desarrollan estos acontecimientos, el mundo debe asegurarse de que no se olvidan al menos dos cosas.

En primer lugar, nunca debe haber ningún tipo de indulto para los delitos graves, como la tortura. Con o sin alto el fuego, con o sin acuerdo de paz, los responsables deben ser llevados ante la justicia.

En segundo lugar, las conversaciones deben dar prioridad a la liberación inmediata de miles de civiles ucranianos retenidos ilegalmente por Rusia.

Mientras permanezcan detenidos por Rusia, corren el riesgo de ser torturados. El trato inhumano que Rusia infligió a Viktoriia Roshchyna y a muchos otros lo deja todo claro.

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